Esta historia de amor juvenil se
encuentra narrada en primera persona por nuestra protagonista Jaqueline
Wallace, una joven estudiante universitaria que luego de que su novio Kennedy
de hacía tres años rompiera con ella, es
obligada por su mejor amiga Erin de ir a una fiesta. En el medio de la noche,
Jaqueline decide retirarse de aquel lugar en el cual se sentia muy incomoda, y
al subirse a su auto es atacada por un joven de aproximadamente la misma edad
de ella; es ahí donde aparece Lucas, un chico de los más atractivos y completamente
lleno de tatuajes, para savarla de esa horrosa situación que estaba viviendo.
La protagonista nos narra al principio de ésta movela que jamás se había fijado
en él, pero a partir de ese suceso comenzo a encontrarselo en todas partes, tal
así que han tenido sus encuentros y la química entre ellos no tardó en surgir.
Pero no todo en la vida es color
de rosas, ya que Lucas oculta secretos y un pasado muy oscuro que pondrá en
riesgo el futuro de su relación, por eso deberán luchar contra el dolor y la
angustia que les provocó ese impedimento que se desarrollara a lo largo de la
historia, con la gran fuerza que ese amor tan puro que se tienen mutuamente les
da.
En mi opinión esta novela narra
una gran historia de amor, en donde se claramente que por más que se presenten
obstáculos entre dos personas, si hay amor todo se puede ya que la fortaleza
que éste brinda es más que suficiente para luchar contra cualquier situacion
devastadora, ésto no quiere decir que el camino sea sencillo si no que siempre
se puede llegar a la meta deseada gracias a la vitalidad que el mismo nos da, y
creo que ese es el mensaje que quiere transmitir la autora.
«Respiré hondo y exhalé
despacio antes de darme la vuelta... Era Lucas. Su mirada era penetrante y el
pulso me martilleaba bajo su silencioso escrutinio. No recordaba la última vez
que había sentido un deseo tan puro e indescriptible.»
Camila Fernández.
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