miércoles, 25 de noviembre de 2015

Amores sabrosos


Este libro no fue una elección mía, sino una propuesta de nuestra Profesora de Literatura que logró que lo leyéramos para la materia.  No tenía idea de que se trataba, lo único que sabía era que la comida estaba involucrada.  A medida que fui avanzando en su lectura, descubrí que se trataba de mucho más que de recetas o formas de preparar un plato… Expresar emociones a través de la comida, ¿suena raro, no? Pero justamente eso es lo que la protagonista lograba con sus preparaciones.
 Tita era una joven que había crecido prácticamente en la cocina; su nacimiento fue entre cebollas, sobre la mesa de la cocina.  Sin dudas la cocina era su lugar en el mundo. Su familia estaba formada por Mama Elena y sus dos hermanas Rosaura y Gertrudis.  Tita, al ser la menor de las tres hijas, tenía prohibido casarse para cuidar a su madre hasta que ésta muriera (lindas tradiciones familiares...). 
Tita estaba enamorada de Pedro, pero la tradición de la familia Garza no les permitía casarse, por lo que Pedro, para estar más cerca de ella, decide casarse con su hermana Rosaura.
La novela muestra una sociedad llena de prejuicios hacia la mujer y refleja también con crudeza la opresión a la que está sometida en el contexto histórico en el que transcurre.
Esta historia, contada entre de recetas de cocina, me cautivó, me mantuvo atrapada en sus páginas  en todo momento, y en más de una ocasión me descubrí evocando sabores… Original, consigue de manera extraordinaria, relacionar emociones y sensaciones, con recetas de comida.

“Cuando Tita sintió sobre sus hombros la ardiente mirada de Pedro, comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo”.

La comida lograba expresar perfectamente como Pedro la hacía sentir. Sin tocarse, se sentían, se saboreaban  a través de las comidas, mantenían una relación especial a través de ella.
Surge una manera llamativa de mezclar lo erótico, con la cocina y el amor…
Ningún amor es imposible. Si un amor tiene que ser, será.

“El amor no se piensa, se siente o no se siente”.




Milena Szewezyk

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